Fantasmones engreídos

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José Gálvez

Expresident de la UE Cornellà

Ídolos millonarios por darle bien a la pelota con la raqueta o con el pie, y quieren pasar de ídolos a dioses. Eso, se endiosan o los endiosan. Es igual, el caso es, como escriben estos días en la prensa sobre el serbio Djokovic que se ha convertido en mártir o héroe del antivacunismo, el modelo que defienden decenas de millones de seres en el planeta. La mayoría de ellos, seguramente nunca han sabido lo que es el tenis.

Todavía, creo que no conocemos el nombre de los científicos, ni si son millonarios, los que han descubierto las vacunas antivirus, que están salvando tantas vidas; pero si conocemos a estos “superhéroes” como también conocimos a grandes toreros o boxeadores.

Que no se lo crea este Djokovic, como cuenta John Carlin, que nunca será el Muhammad Ali -Cassius Clay-, que renunció a la corona de los pesos pesados, como mejor boxeador, por oposición a la Guerra de Vietnam, o a la lucha contra la esclavitud; o los derechos de los negros como Martin Luther King o contra el fascismo y la democracia y el feminismo o por un planeta sin contaminación ni guerras. O como Mandela, que tuvo toda una vida sacrificada en contra del Apartheid, y que fue capaz de unificar un país por temas raciales y facilitó la convivencia entre blancos y negros.

Que nadie se engañe, el negacionismo es un fanatismo poco envidiable al religioso. Su fe les desborda. Creyentes que rezan ente el altar de personajes como Donald Trump. En general son gente poco evolucionada, que le importa un pito la solidaridad y la justicia social y ¡son ellos! y ¡son ricos!. Y punto. Si no fuera preocupante, sería para partirse de risa ver a tantos estúpidos ignorantes idolatrando a estos engreídos millonarios.