Rafael Aragón
Plataforma Autònoms i PIMES Sant Joan Despí
Nada positivo puede aportar un virus capaz de devastar y llevarse a miles de personas además de poner en "jaque mate" a la economía mundial.
En situaciones como las que desgraciadamente nos está tocando vivir, se hace imprescindible dar pasos al frente para aunar esfuerzos -al margen de colores e ideologías políticas- que contribuyan al rápido restablecimiento de la "nueva normalidad". Para ello nada mejor que nuestros personajes y representantes públicos y políticos bajasen al barro y se diesen baños de realismo. Eso les haría grandes y honorables, sean estos de la formación política o ideología que sean.
Lo único en lo que sueño, que deseo y que puedo sacar en claro de ésta maldita experiencia es que podemos estar ante los albores de una sociedad civil más reflexiva, solidaria y realista en cuanto a la necesidad de comenzar a pensar y actuar en común. Donde entre todos los colectivos sociales (entidades, sindicatos, partidos políticos, tejido comercial y empresarial) pregonemos fuerte y claro a los cuatro vientos que TODOS y TODAS somos "imprescindibles" para llevar a puerto nuestra nave llamada ciudad o pueblo (según los gustos). A mi particularmente y en el caso que me afecta, me gustaría que Sant Joan Despí no perdiese nunca la denominación de “pueblo” en el más amplio sentido de la palabra.
De las derrotas se acaban sacando conclusiones y hoy el Covid-19 nos ha enseñado que para nada somos invulnerables o invencibles. Una cosa tan minúscula ha hecho temblar todo el sistema y hacernos ver que el camino por el transitábamos no era el correcto.
Aprendamos, sumemos, participemos y mutuamente saquemos el mejor partido de nuestras virtudes. A la vez arrinconemos y juntos desterremos nuestros malos hábitos, y praxis propias de mentes egocéntricas, obtusas y cerradas. Es el momento de dejar atrás INDIVIDUALIDADES y LAMENTACIONES que no llevan a ningún sitio, solo al RINCÓN DE LLORAR.
Hemos de contagiarnos de éste impulso que nos ha unido (desgraciadamente por la pandémia) y ser AUTOCRÍTICOS, reconociendo nuestra inacción y exceso de pasotismo en materia reivindicativa. Nadie va a arreglar nuestros problemas, ni nos va a dar el recetario para resolverlos.
Después de éste maldito COVID-19 debemos acordarnos de los duros momentos que estamos viviendo y SOLO VALDRÁ SUMAR, REFLEXIONAR y PASAR A LA ACCIÓN.
Si es que verdaderamente el conjunto de nuestra deteriorada sociedad y representantes locales, autonómicos y del Gobierno Central queremos a nuestros conciudadanos/as; se hace IMPRESCINDIBLE poner en práctica algo que en demasiadas ocasiones ha quedado en el ostracismo de los programas electorales de los partidos políticos y que desempolvan solo de cuatro en cuatro años para quedar bien ante el electorado. Ese mecanismo del que se dotan todos los estamentos (empezando por los Ayuntamientos debido a la proximidad como vecinos) tiene un nombre por el que tanto luchamos en épocas pretéritas y de mal recuerdo, y se llama PARTICIPACIÓN CIUDADANA.
Empecemos exigir a nuestros gobernantes su cuota de responsabilidad en materia de dejar opinar y participar activamente en las decisiones que atañen al conjunto de las personas a las que dicen representar y pidámosles que flexibilicen las formas y abran los tornos a las propuestas vecinales, empresariales y de colectivos y entidades. Seguro que de esa manera -al menos-, se sentirán con la sensación del deber cumplido y hasta a lo mejor aciertan en muchas más ocasiones de los que se imaginan.
Avancemos hacia una verdadera sociedad solidaria, sostenible y participativa donde seguro juntos SALDREMOS REFORZADOS y BENEFICIADOS disfrutando del privilegio de ser personas cada vez más capaces de mejorar nuestro mundo y entorno, desde la base del diálogo.
Vamooooossss !!!!
