Los papeles del Baix

Miguel Angel Mayo

Coordinador del Sindicat Gestha de Tècnics d’Hisenda

Fotocarnetc

Cualquier sociedad que quiera denominarse desarrollada debe tener clara una premisa en su organización: sus actores deben de pagar impuestos que no serán ni más ni menos que el precio de sus servicios públicos. Todos deberán contribuir y todos recibirán de forma colectiva el fruto de esas aportaciones. Todo parece bastante fácil, ¿pero entonces que es lo que está fallando?

El gran problema actual es que en la sociedad en la que vivimos podemos distinguir perfectamente dos tipos de actores frente a estos impuestos:

- Por una parte, un 95% de la población que desea unos impuestos justos, bien para no pagar de más, bien para recibir unos servicios públicos de calidad.

- Y por otra, un 5% de la población que vive totalmente al margen del compromiso del pago de sus impuestos, para esta parte de la población, los impuestos son cosa de otros y la gestión de lo público no les merece el más menor de los respetos.

Este 5% de la población la forman los protagonistas de las dos grandes lacras de nuestro sistema impositivo, el fraude y la corrupción. Y ni que decir tiene que en muchos casos en ese porcentaje encontraremos a las personas que más deberían contribuir y más deberían dar ejemplo a los demás.

La comarca del Baix Llobregat presenta además todas las características para que estos dos fenómenos, corrupción y fraude fiscal, se expresen en toda su intensidad. Posee un tejido empresarial muy importante (su PIB es superior a los 22.000 millones de euros), es la tercera comarca en población de Cataluña con una densidad de población de las más elevadas (cerca de 1.700 hab/km 2 ), posee una situación realmente privilegiada por su acceso directo al aeropuerto y Barcelona y además cuenta con la duda siempre permanente a la gestión realizada por sus equipos de gobierno municipales.

No me gustaría extenderme en los numerosos ejemplos y casos concretos, tanto de operaciones de fraude fiscal en la comarca del Baix (a todos se nos vienen a la mente el nombre de grandes empresas como Spanair, Damm, la Seda de Barcelona…) como los casos de corrupción en la Comarca (el último de ellos el relacionado con el Ayuntamiento de Viladecans derivado de la operación Inipro).

Pero lo que sí sería importante de destacar es el por qué de este fenómeno en nuestra comarca, qué lugar ocupan dentro de una comarca obrera como la nuestra, los numerosos ejemplos de fraude fiscal y corrupción que han llegado a estar al orden del día como si de hechos cotidianos se trataran.

Desgraciadamente, el ciclo económico ha ido a una velocidad diferente al nivel de vida de la clase media. En la época de bonanza económica 2000-2007 se creó mucha riqueza, el problema es que esa riqueza se repartió entre muy pocos, justamente los que después no han pagado el coste de la consiguiente crisis económica. Y en ese momento de bonanza económica se creó una “falsa sensación de todo vale”, todo estaba permitido y era posible con tal de acaparar la parte del pastel que cada uno creía le correspondía en ese periodo de extraordinaria bonanza económica (especialmente empresarios, entidades financieras y políticos). Lo peor no es que políticos, empresarios, inversores, nuevos ricos e incluso pequeños autónomos defraudaran sus impuestos y se desentendieran totalmente de sus obligaciones, lo peor es que su conducta fue permanentemente justificada bajo frases insignia tipo “todos los hacen”, “roba el que puede”. Lejos de castigar esas conductas como de defraudador, delincuente o antisocial… se escondía la justificación en conductas de pillo, aprovechado o simplemente astuto.

El robo “a lo público”, lo que viene ser el fraude a todos en general y a los más desfavorecidos en particular (no nos olvidemos que todo lo que no ingrese el estado se traducirá inmediatamente en recortes de bienes públicos) llegó a asumirse porque era el robo perfecto, todos estaban siendo robados a la vez pero nadie se veía robado individualmente, todos concentrados en saborear su parte de pastel en forma de servicios públicos, mejoras incrementos de salario y expectativas...

Pero lamentablemente el resultado lo vemos ahora en todo su esplendor y tras ocho años de crisis económica. El Baix Llobregat: una comarca con una tasa de paro cercana al 17%, una comarca con uno de los mayores índices de desigualdad de Catalunya (aproximadamente el 1% de la población del Baix Llobregat posee la misma riqueza que el 60% más pobre), una comarca con un fraude fiscal estimado en torno al 22% de su PIB (dejándose de recaudar anualmente cerca de 1.936 millones de euros).

Deseemos que en la siguiente época de bonanza económica los actores que intervengan realicen mejor su papel, y en este juego de derechos y obligaciones, todos somos ciudadanos actores.

 

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